El camino del guerrero

Claqueta palomera
Cuerpo

Dan Millman es un atleta talentoso cuya búsqueda por el triunfo domina todo lo que hace. Cuando un extraño desconocido abre los ojos de Dan a una nueva visión de la fuerza y el entendimiento, la esperanza olímpica descubre que aún tiene mucho por aprender y que tiene que hacer muchos sacrificios.

Dan cree que la felicidad se consigue en el momento en que se llega al fin, en que se consigue lo que se ha perseguido toda la vida, que en su caso era conseguir el oro en los olímpicos. La felicidad no es conseguir el objetivo sino a medida que se va caminando por el camino que lleva a ese fin se logra ser feliz; esto lo demuestra al final de la película cuando le muestra a Dan que lo que lo hace feliz es recorrer el camino y no llegar a un fin.

 Antes de accidente, Dan era un atleta extraordinario, toda su vida se basaba en su imagen de la estrella del equipo olímpico de gimnasia, se basaba en su cuerpo perfecto y en lo que podía lograr cuando se subía en los anillos, su palanca era que él podía lograr todo lo que se propusiera sin ayuda de nadie, él era perfecto y tenía una vida perfecta.

 A medida que pasó el tiempo, Dan cambio mucho, no sólo en su forma de ver la vida, sino la forma en la que se comportaba con los demás, también cambió sus pensamientos y descubrió lo verdaderamente importante, vivir el momento, pero lo que siempre se mantuvo estable, que no cambió incluso con el conocimiento de que era posible que nunca más volviera a competir, fue su amor por la gimnasia olímpica, el amor que tenía por los anillos y por el deporte que le había dado una identidad y que era de lo único de lo que estaba seguro.

El héroe del relato es un gimnasta arrogante que aprenderá a las malas las lecciones de la vida. Y que irá de cliché en cliché hasta el final como cualquier héroe de película de deportes que se respete.