De triunfos no Chávez

David
Cuerpo

Tal y como lo había dicho en entregas anteriores de esta columna (que ya se volvió comunitaria), la pelea entre Chávez Junior y "Canelo" Álvarez se nutrió más por morbo que por calidad boxística. Les soy honesto, ni siquiera la vi. Preferí observar la jornada sabatina de la Liga Mx; ahí sí hubo verdadera emoción porque de último momento Morelia consiguió su permanencia en la primera división por méritos propios.

Regresando al tema inicial, leyendo las publicaciones del encuentro en medios especializados, todos coincidieron en que la balanza se inclinó de inicio a fin hacia el de la perla tapatía y de paso, me enteré que Golovkin subió al cuadrilátero para felicitar a Saúl por su victoria  e hicieron pública su pelea para el mes de septiembre. Me agradó leer que finalmente se pactó el duelo que ya se venía cocinando desde hace mucho porque considero que será el escenario perfecto para que el Canelo demuestre que realmente puede ser considerado como un buen pugilista y dejar en claro que su carrera no se sostiene por una burbuja inflada gracias a las televisoras.

En cuanto a Chávez Carrasco, lo dije y lo seguiré diciendo: es un tipo que ha vivido de arrastrar el apellido del padre. Un hombre que tuvo la vida resuelta desde pequeño y llevar el nombre de un tipo exitoso, se convirtió en la loza más pesada que tuvo que cargar al decantarse por practicar el deporte que bañó con letras de oro el nombre de su padre. Con 30 años de edad, una figura decadente dentro del boxeo y sin muestra de pasión y alegría por el deporte, creo que el retiro definitivo le vendría muy bien.

Quiero pensar que hay actividades que realmente disfruta hacer, pero queda claro que el muchacho no fue hecho para disputar batallas encarnizadas ni cubrirse de sangre librando encuentros memorables. Colgar los guantes y guardarlos en un baúl como recuerdo de lo que nunca fue, sería lo más conveniente. El Chávez le acompañará toda su vida, de lo que tendrá que apartarse de una buena vez será de la papitis que le arropa desde hace tres décadas. Sólo así podrá forjar su propio nombre pero en un rubro distinto apartado de los reflectores, micrófonos y fanáticos que alguna vez creyeron ver en él la resurrección del legado del César del boxeo.

En fin, me voy triste no por Julito, sino porque al salvarse el Morelia de último minuto le quitó cualquier posibilidad al América de colarse a la liguilla y disfrazar un mediocre torneo que, con mucha generosidad, le extendió las esperanzas de calificar de panzazo hacia instancias finales y luchar por el título. Cuando Pachuca marcó el 3 a 2 y Ruidíaz el 2 a 1 en Monterrey no me aguanté el coraje y dije lo mismo que el junior a los de ESPN.

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